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La Distonía es, como en la mayor parte de las enfermedades crónicas, asociada en ocasiones a dolor, a discapacidad y frecuentemente invalidante. Nos encontramos con un cambio en la conducta del afectado y en algunos casos un deterioro significativo de la personalidad. Este cambio se contempla bajo dos aspectos diferenciales:
1- El primero sería la elaboración psicológica del problema físico, su maduración e interiorización.
2- El segundo será el procesamiento del cambio corporal, del yo externo con sus modificaciones postulares que requieren un planteamiento distinto en los hábitos motrices.
Precisamente para tener mas clara la forma de abordaje terapéutico, se establece una clasificación diagnóstica:
Según la edad de aparición de los síntomas distónicos y la extensión de los síntomas, es decir, si es una Distonía generalizada que frecuentemente aparece en edades tempranas, el tratamiento de apoyo psicológico irá enfocado principalmente:
A.1 – Adaptación psico-social.
A.2 – Reeducación Sistémico-familiar.
Distonías focales:
B.1 – Reestructuración Cognitiva.
B.2 – Aprendizaje técnicas modificación conducta.
Cuando hablamos de adaptación psico-social, nos referirnos a que es la sociedad la que se debe de concienciar, pero es el enfermo de Distonía el que tiene que adaptarse a sus cambios (su modus vivendi), su forma de vivir probablemente sufre modificaciones porque su cuerpo también las sufre.
Las técnicas de tratamiento van, pues, enfocadas:
1.- Entrenamiento en solución de problemas derivados de una baja autoestima centrándonos en la automotivación.
2.- Entrenamiento en habilidades (EHI) interpersonales.
Es decir, en cómo me relaciono con los demás, para comunicarme adecuadamente y no sufrir consecuencias emocionales negativas.
En cuanto a la psicoterapia centrada en el ámbito familiar, es uno de los pilares básicos de tratamiento con paciente distónicos.
Hasta el momento se desconoce desde el punto de vista científico, las repercusiones psicológicas en el cónyuge y con los demás miembros de la familia que conviven con el enfermo distónico. Lo que sí sabemos es que toda familia se estructura en base a unas «redes de comunicación o interacción familiar», esto quiere decir que cada familia tiene una especial manera de comunicarse, de interaccionarse y de relacionarse. Cuando uno de los miembros de la familia se enferma, de forma inconsciente, sin darnos cuenta, la forma de estructurar nuestra relación se modifica. La persona que está afectada por la Distonía se protege emocionalmente y los demás miembros de la familia tienden a desarrollar una serie de conductas nuevas:
De sobreprotección hacia la persona enferma (si es el hijo o hija en ocasiones el sobreproteccionismo anula la capacidad de decisión y de independencia).
Pautas para una buena relación entre los miembros de la familia.
1.- Evitar el proteccionismo excesivo fomentando comportamientos adaptativos y planificando ambientes, situaciones familiares positivas (ambientes ergonómicos positivos).
2.- Aprendiendo estrategias de comunicación y escuchando de forma activa.
3.- Transmitir información sobre la enfermedad, el saber qué es lo que tenemos, qué es la Distonía, el poner un nombre a nuestra dolencia, es una parte importantísima para poder asimilar de forma clara y real nuestro problema.
4.- Modificar actitudes = la actitud que se requiere en el seno familiar a de ser positiva.
Si hacemos mención a un artículo recientemente publicado en el Nº 25 de la revista inglesa sobre Distonía por el Dr. Jmlhafhahy, aproximadamente el 72% de pacientes con Distonía tienen consecuentemente a su enfermedad un deterioro considerable en sus actividades diarias, repercutiendo en sus relaciones sociales, laborales y familiares. Un 74% padecen además un incremento del estado de ansiedad y síntomas depresivos asociados. Y sólo afortunadamente un 29% padecen episodios de depresión grave. Esto nos lleva a plantear unas técnicas de tratamiento para pacientes con Distonía, básicamente técnicas cognitivo-conductuales. Aunque yo me centraría en 3 principalmente porque son las que arrojan mayores resultados terapéuticos en pacientes distónicos.
1.- Técnicas de control de pensamientos irracionales.
2.- Técnicas de inoculación de estres y manejo de contingencias.
3.- Entrenamiento en relajación.
Para concluir, estas técnicas de tratamiento dependen de la apreciación, la necesidad subjetiva de cada paciente y de la predisposición individual al cambio, y por último, y como colofón a este breve resumen de la ponencia sobre Psicoterapia aplicada a pacientes y familiares, la aptitud mental positiva y el trabajo sistémico familiar, serian los dos pilares básicos del éxito en tratamientos con pacientes distónicos.
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